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viernes, 24 de agosto de 2012

Goles son amores

Corrían las 22.30 de la noche cuando el colegiado aragonés Carlos Clos Gómez hizo sonar su silbato y el balón comenzó a rodar. Arrancaba una nueva edición de la Supercopa de España, arrancaba un nuevo clásico del fútbol español. FC Barcelona, campeón de la Copa del Rey, y Real Madrid, campeón de Liga, medían sus fuerzas en un abarrotado Camp Nou. Más de 90.000 personas, entre ellas 400 madridistas, llenaban las gradas del coliseo blaugrana para ver a los gladiadores batirse en duelo. A un lado las fieras culés, incansables con el balón en sus pies. A otro lado, los guerreros blancos, insaciables al ver una simple oportunidad de contraatacar. La victoria (3-2) fue para los locales. Pero el resultado no siempre refleja lo visto en el terreno de juego. He ahí lo bonito de este deporte llamado fútbol.

La primera parte fue algo aburrida. El Barça controlaba la posesión como era de esperar, el Real Madrid esperaba robar y salir rápido con Cristiano y Benzema, ambos lanzados por Özil y Xabi Alonso. El físico aguantaba y como comentábamos en la previa, ambos controlaban la situación desde su plan previamente establecido. Los blaugranas con el balón, los blancos desde el posicionamiento y el rigor táctico. Apenas hubo llegadas salvo un par de disparos de Leo Messi, algo ausente ayer, un `chut´ de Pedro, uno de los más incisivos en los primeros 45 minutos y alguna internada del chileno Alexis. Concluía el primer acto con empate en el electrónico y, la sensación de que el dominio culé se haría más evidente en los segundos 45 minutos.

Cristiano Ronaldo celebra el gol, el primero del año, conseguido ayer en la Supercopa de España.


Pero salió bien el equipo de Mourinho. Sabedores de que su físico no les permite presionar como en otras ocasiones intentó mantener un poco más el balón y acercarse a la portería de Víctor Váldes. En una de estas, Callejón forzaba un córner. En el mismo, Cristiano Ronaldo (56´) le ganaba la partida a Busquets, inmenso en la noche de ayer, y ponía el 0-1 en el luminoso. La gente en can Barça no pensaba otra cosa: "Con que poco nos han hecho gol", y así es, el primer disparo de los blancos tocaba red. Al FC Barcelona le tocaba volver a remontar.

Siempre en estos encuentros marcar primero te da una ventaja importante, está claro. El Barça lo sabía y reacciono, vaya si reaccionó. Al minuto del gol del "7" blanco, Mascherano dibujaba una diagonal que el canario Pedro hacía aún mejor con un control sublime para enfilar a Iker Casillas y poner las tablas en el marcador. Al Madrid le duró poco la alegría, ahora era el Barça el que tenía el partido donde quería. Un Madrid cansado, aturdido tras el empate y que no sabía como reaccionar. Los de Tito, como fieras, olieron sangre. Dejaron reposar a su rival, lo maniataron con la pelota al son de Xavi Hernández y lo atacaron al ritmo de Andrés Iniesta. En apenas 12 minutos el manchego provocó un penalty que transformó Leo Messi, y trazó con escuadra y cartabón un pase para que el profesor Hernández hiciera el tercero. El Camp Nou respiraba, Andrés estaba de vuelta y la eliminatoria casi sentenciada.

Sergio Ramos comete penalty, que posteriormente transformó Leo Messi, sobre Andrés Iniesta.

Los de Mourinho no podían capear el temporal. La salida de Di María, algo tocado tras el partido del Valencia, alegró el ataque merengue. Tras el 3-1 avisó con un par de diagonales que no encontraron sus frutos. Pero el que la sigue la consigue. Era el minuto 86, apenas quedaban 4 minutos de juego cuando Adriano cedió el balón a Victor Valdes. En un acto de fe, el argentino fue a prsioanr, Victor se hizo un lío y el "22" blanco ponía el 3-2 en el marcador. El error de Valdés abre la eliminatoria, que por juego podría habese sentenciado ayer.

El partido fue como se esperaba, control del balón por parte del Barça. El Real Madrid esperaba a la contra. Pero dos detalles, excluyendo el error de Valdés, marcaron el partido y el devenir del mismo: el primero, el empate inmediato del equipo blaugrana; el otro, el Real Madrid en el descontrol es único en el mundo. Se acabó el rigor táctico, llegó el cansancio y las ocasiones, ahí el equipo blanco se mueve como pez en el agua y con media ocasión te hace gol. 
En definitiva, el fútbol es fútbol. Lo que cuenta es hacer gol, no importa como llegues a él o cuántas veces lo busques. Excesivo castigo para el Barça o demasiado premio para el Real Madrid, es igual, unos hicieron 3 goles, los otros 2. La clave de la eliminatoria hasta el momento son los 20 segundos que transcurrieron desde la parada de Casillas a Messi, que podía haber supuesto el 4-1, al gol de Di María que ponía el definitivo 3-2. Tres pases, 100 metros, 20 segundos, una eliminatoria abierta para la vuelta en Chamartín.

Momento en el que Ángel Di María le arrebata el balón a Víctor Valdés y pone el definitivo 3-2 en el marcador

- Los cracks. Tanto Messi como Cristiano marcaron, pero no fue su mejor partido, ni mucho menos. El argentino apareció más, pero estuvo impreciso y no se le vio cómodo. El portugués hizo historia al marcar por cuarta vez consecutiva en el Camp Nou, pero apenas entró en juego. Es tal su presencia física que con absolutamente nada hizo gol.
- Los mejores. Iniesta por parte del Barça y Alonso por parte del Madrid. Los españoles mandaron en sus equipos, cada uno con su estilo. El "6" culé volvió a exhibirse. Arrancó, frenó, recortó y asistió. Una nueva exhibición. El de Albacete volvió a ser el mejor, los flashes fueron para Leo, lo de siempre. El tolosarra por su parte sufrió detrás del balón, ordenó el centro del campo merengue y trazó pases imposibles para dar salida a esas estampidas en las que se convierten las contras blancas
- Los banquillos. Los planteamientos fueron los esperados. Unos a controlar el balón, otros a esperar su ocasión a la contra. Tito sorprendió con Adriano. Mourinho con Callejón, quizás esperando a Jordi Alba en esa banda izquierda. Apenas novedades desde el área técnica.

Sin duda, el partido se animó en la segunda parte. Apareció Iniesta en tres cuartos de campo, arrancaba, frenaba, qué exhibición. Xavi bajaba a recibir en base de jugada, más participativo, más presencia todavía que otros años, buena noticia. Alonso oteaba el horizonte, sacaba el periscopio y mandaba precisas diagonales para salir a la contra y crear peligro. Más cansancio, menos ayudas y sobre todo goles. Llegaron tarde, pero en que Ronaldo marcó todo fue distinto. Goles son amores. La esencia del fútbol. 

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